viernes, 11 de diciembre de 2009

Día histórico: arrancó el juicio oral por las desapariciones y torturas en la ESMA

Mientras el secretario del Tribunal Oral Federal Nº 5 (TOF 5) de la Capital Federal leía ante una sala colmada las acusaciones que pesan sobre el ex capitán de corbeta Adolfo Donda Tigel, afuera, en la puerta de Comodoro Py, agrupaciones de derechos humanos realizaban un acto en lo que representó un día histórico para su reclamo de verdad y justicia.
“Nunca imaginamos este momento”, dijo desde el escenario la sobreviviente de la ESMA Graciela “Vicky” Daleo, “y llegamos acá porque nunca abandonamos la lucha”, agregó.
El legislador porteño Julio Piumato, líder de los trabajadores judiciales, destacó la labor del juez de instrucción de la causa, Daniel Rafecas, criticó el retraso para llegar a las instancias orales y subrayó que “falta todavía juzgar a los responsables civiles de la dictadura como el ex ministro de Economía Martínez de Hoz”.
Adentro de los tribunales, en tanto, continuaba la acusación contra Donda Tigel, entregador de la nieta restituida Victoria Donda Pérez, hoy detenido en la comodidad de la base naval de Río Santiago.
Nacido en Diamante, provincia de Entre Ríos, Donda Tigel fue posiblemente el autor material del asesinato de su propio hermano –y padre de Victoria–; fue un miembro de alto rango del “GT33”, tal el nombre del grupo de tareas de la ESMA; secuestrador y torturador del sobreviviente Víctor Basterra, y uno de los represores que intervino en el intento de secuestro en México de Jaime Dri, historia llevada al non-fiction por el periodista Miguel Bonasso en su libro Recuerdos de la muerte.
La lectura de los requerimientos de elevación a juicio, que continuará la próxima semana, abundó en detalles sobre el funcionamiento de la ESMA, la descripción de cada uno de sus espacios y quiénes los utilizaban.
La “huevera” era la pieza donde por la noche se interrogaba y se picaneaba a los detenidos. La “capucha”, justo antes del techo, hacía las veces de celda, extremo calor en verano, frío insoportable en invierno.
La “avenida de la felicidad” –el pasillo en el que las 24 horas había luz de fluorescentes– era el sitio donde los prisioneros aguardaban para ser sometidos a tormentos inimaginables: “submarino”, violación, quemaduras con cigarrillos en los genitales, fracturas, y todo esto “supervisado” por médicos de la Armada que indicaban a los verdugos con qué intensidad podían seguir torturando. En el pasillo estaba el tocadiscos que se activaba al máximo volumen en situaciones de tortura.
Al inicio de la audiencia de hoy, los acusados presentes se mostraron displicentes, aunque la buena cara se les borró durante los 15 minutos en que el tribunal –en cumplimiento de lo resuelto por la Corte Suprema de Justicia en lo que se refiere a la difusión de los juicios– permitió a la prensa nacional y extranjera tomar imágenes de ellos.
Alfredo Astiz fue quien acaparó más flashes y todo el tiempo trató de que se viera la tapa de un libro que llevó consigo: Volver a matar, cuyo autor es el siniestro ex jefe de la SIDE en el gobierno menemista Juan Bautista “Tata” Yofre.
Por “problemas de salud” no asistieron a la audiencia otros tres acusados: los marinos Néstor Omar “Norberto” Savio y Alberto Eduardo “Gato” González, más el penitenciario Carlos Orlando “Fragote” Generoso. El TOF 5 dispuso con “carácter urgente” que una misión del Cuerpo Médico Forense se traslade al Hospital Naval y revise a González, mientras las querellas pidieron que se les permita designar para esos estudios a peritos médicos de parte, para que no haya posibilidades de que se repita un caso como el del ex prefecto Héctor Febrés, envenenado con una alta dosis de cianuro en su celda de la base de Prefectura Naval Argentina de Tigre cuatro días antes de recibir su condena por más de 300 desapariciones y torturas.
“Este juicio no es un techo”, coincidían afuera, en la entrada de los tribunales, los familiares de desaparecidos, “ahora vamos por más”, repetían. Adentro, en la sala, el secretario del juzgado Mariano Carccioni, seguía con la larga lista de crímenes cometidos por Donda Tigel, quien debió ingresar a la sala esposado junto a los otros 15 represores que comparecieron esta mañana.
Su sobrina Victoria, hoy libre gracias a la búsqueda de Abuelas de Plaza de Mayo, fue una de las participantes del acto que se realizó en la puerta de Comodoro Py, donde además recibió el afecto y el cariño de sus de sus compañeros del Movimiento Libres del Sur y de todos los militantes por los derechos humanos que se dieron cita allí.

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