martes, 27 de noviembre de 2012

“Con el juicio de la ESMA se cumplieron las expectativas e incluso se superaron”





Hace doce meses, luego de dos años de juicio oral, finalmente se conoció la sentencia contra los represores de la Esma. Hubo 12 cadenas perpetuas y dos absoluciones. Los abogados de Abuelas dan su opinión sobre el veredicto.

Después de dos años de recabar pruebas y presenciar testimonios desgarradores y reparadores, el tribunal Oral Federal N° 5 dictó la sentencia del histórico juicio a los represores de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Doce de los 18 represores a prisión perpetua por privación ilegal de la libertad y tormentos agravados y homicidios.
“En este juicio se cumplieron las expectativas e incluso se superaron”, asegura el abogado de Abuelas Agustín Chit. Las penas fueron por secuestros, torturas, homicidios y robos de bienes cometidos contra 86 víctimas. Dos de los imputados, Juan Carlos Rolón y Pablo García Velasco, fueron absueltos pero seguirán en la cárcel mientras se sustancian otras causas. Otros cuatro fueron condenados a penas de entre 18 y 25 años de prisión.
“En el alegato sostuvimos que había elementos como para identificarlos como autores, tanto a Rolón como a García Velazco, y como miembros del grupo de tareas de la patota que asesinó a Rodolfo Walsh. Eso no lo consideró así el Tribunal, vamos a ver los fundamentos que dan el 26 de diciembre, pero por lo pronto no tuvo por probados los hechos respecto de esos imputados”.
El Tribunal tenía antecedentes que despertaban inquietud desde el comienzo del debate oral. Con sólo un integrante distinto, había absuelto a tres de los cinco acusados en el último juicio a los ex jefes de Área. Además, hace cuatro años no pudo garantizar la seguridad del ex prefecto Héctor Febres, que murió aparentemente envenenado en prisión antes de escuchar su sentencia.
El coordinador del área jurídica de Abuelas, Alan Iud, sostiene que “cuando se hace un balance de este proceso no se puede dejar de mencionar el juicio a Febres”. “Fue el primero por la ESMA y fue bochornoso, porque se hizo un juicio enorme, que duró muchos meses, para acusar a un solo represor por cuatro hechos, cuando podía ser imputado por muchos más casos, por los cuales también tenían que ser imputados otros represores que fueron condenados ahora en este juicio. Y, encima, aquel juicio no pudo concluir porque apareció muerto en su celda de privilegio un día antes”.
Desde todos los organismos de derechos humanos se reconoce un avance. “Fue muchísimo lo que se consiguió. Se trata de doce condenas a cadena perpetua”, dice Chit. Entre los reos se encuentran figuras emblemáticas como Jorge el “Tigre” Acosta, el jefe operativo, Antonio Pernías, Ricardo Cavallo, Jorge Radice, Oscar Montes y Alfredo Astiz.
Las penas a perpetua incluyeron las acusaciones por los homicidios de los 12 integrantes del Grupo de la Iglesia Santa Cruz, entre los que estaban Azucena Villaflor, las primeras Madres de Plaza de Mayo y las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet. Y seis de las 12 condenas sumaron la acusación por la privación ilegal de la libertad, tormentos, robo de bienes y el homicidio de Rodolfo Walsh, en una decisión inédita del Tribunal, ya que pudo comprobarse su homicidio a partir de los testimonios y a pesar de la desaparición de sus restos.
“El escenario para nosotros era bastante desfavorable en términos de que la jurisprudencia del tribunal era difícil –repasa Chit– porque había habido muchas absoluciones de este Tribunal en otros juicios. Esperábamos menos. Eso levanta mucho el piso de las condenas, más allá de que hubo dos absoluciones. En los demás, esperábamos menos. Aunque con relación a otros imputados se había pedido más. Por ejemplo, en el caso de (Antonio) Azic se habían solicitado 25 años y le dieron 18. Pero la sentencia tuvo puntos que son muy importantes más allá de las condenas en particular”. Uno de ellos es insistir con el tratamiento independiente y separado de las causas de violencia sexual, tomándolas como un delito autónomo, no solamente como parte de lo que es el tormento, sino como un delito autónomo”.
A la lectura de la sentencia asistieron familiares y víctimas, quienes desplegaron fotos y carteles con las caras y los nombres de los desaparecidos. Una vez leída la sentencia, mientras los condenados se retiraban con las manos esposadas, los despidieron con el la consigna “¡Treinta mil compañeros desaparecidos, presentes, ahora y siempre!”. En la lectura estuvieron presentes las Abuelas de Plaza de Mayo Estela Carlotto y Rosa Roisinblit; las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora Nora Cortiñas y Laura Conte; el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde; el diputado Julio Piumato; el presidente del CELS, Horacio Verbitsky; Cecilia de Vincenti, la hija de Azucena Villaflor; Ana María, Mabel y Esther, las hijas de Esther Carega del grupo de la Santa Cruz; Lilia Ferreyra y Jorge Pinedo, el ex marido de Patricia Walsh; los sobrevivientes Graciela Daleo y Carlos Lordkipanidse, y las sobrinas de Léonie Duquet que llegaron por primera vez a la Argentina desde Francia para escuchar la sentencia.
“El juicio de la ESMA fue muy importante porque si bien ya existieron juicios donde había muchos imputados tuvo la particularidad de que la mayoría de los imputados eran torturadores, ellos mismos represores”, afirma Iud. La titular de Abuelas, Estela de Carlotto, celebró el fallo: “Sentimos la satisfacción de salir de los tribunales sabiendo que esos asesinos van a pagar su culpa como merecen. Salimos de ahí eufóricos. Fue como un triunfo del bien sobre el mal”.

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